Pros y contras Goya 2023 – Mejor Película

Llegamos al final del camino: ya solamente quedan unas horas para que el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla acoja la trigesimoséptima edición de los Premios Goya. Antonio de la Torre y Clara Lago ejercerán de maestros de ceremonia y pondrán el colofón a un año de grandísimo cine. Desde Cinespain terminamos el repaso que hemos ido haciendo a todas las categorías analizando el premio gordo de la noche: Mejor Película. «As Bestas» parte como favorita para hacerse con el Goya más codiciado de la noche, pero no podemos descartar las opciones de «Alcarràs» y «Cinco lobitos» de cara al triunfo final. ¿Qué película será la vencedora de la noche?

AS BESTAS, de Rodrigo Sorogoyen

17 nominaciones

A favor: Su éxito en las nominaciones, logrando candidaturas tan improbables como las de efectos especiales o vestuario, dejan claro hasta qué punto ha gustado la película entre los académicos. La que prometía ser una carrera de premios igualada ha terminado con los tres principales precursores (Forqué, Feroz y CEC) coincidiendo en su ganadora, algo que solamente había ocurrido dos veces en la historia, con “La isla mínima” y “Tarde para la ira”. La brillante carrera de Sorogoyen llega a su culmen con esta fascinante historia de enemistad, violencia y odio. En el microcosmos rural que retrata la película se genera una atmósfera turbadora y tensa, que absorbe de lleno al espectador durante su metraje. Durante su primera mitad, comprobamos que lo que podría ser un ambiente plácido en plena naturaleza esconde en realidad un conflicto vecinal enquistado, en el que cada nueva escena va poniendo a prueba nuestros nervios. Nos llena de rabia contemplar cómo el personaje de Ménochet es escupido o víctima del envenenamiento de su cosecha. Nos repugna cuando le señalan que la tapa que está probando corresponde a carne de gato. Y sentimos auténtico miedo cuando el matrimonio francés es abordado de noche en la carretera por los villanos de la historia. Pero para nuestra sorpresa, la crudeza y desesperanza dejan paso a una segunda mitad en la que la historia se pausa y las mujeres toman el mando. La intensidad de Marina Foïs (inolvidable el momento en que reclama sus ovejas) y la tristeza que transmiten sus ojos son el apoyo en el que enmarcar un tramo final sutil y emotivo. El desarrollo de los personajes está tan cuidado que siempre entendemos las motivaciones de cada uno, aunque en ocasiones sean irracionales. Ese “yo estoy ahí si lo necesitas”, pronunciado en el último cara a cara, nos sobrecoge y  nos ofrece una lección de vida. La película ha sido valiente en la combinación de los idiomas gallego, francés y castellano, que se intercalan de forma fluida en la película atreviéndose a no doblar la película, que se ha exhibido en su versión original en los cines de toda España. Esto no ha impedido que “As Bestas” sea la más taquillera de las candidatas, lo que demuestra su tirón entre el público y una buena noticia para los defensores de la riqueza que aportan las lenguas. En unos últimos años en los que ha habido varios premios a mejor película muy cuestionados, como los de “La librería” o “Campeones”, la Academia tiene la oportunidad  de reconocer un verdadero peliculón.

En contra: El doloroso recuerdo de “El reino” que pese a llegar a la gala con la vitola de gran favorita, acabó convertida en la segunda película de toda la historia que perdía Mejor película tras lograr dirección y guion, rebaja las expectativas. La elipsis temporal que acontece a mitad de la película y el drástico cambio de tono que experimenta no ha convencido a todos los espectadores, siendo uno de los aspectos más criticados por la prensa, que la acusó de demasiado alargada en sus primeras impresiones.

MODELO 77, de Alberto Rodríguez

16 nominaciones

A favor: Todo un ejemplo de cine comercial de calidad, conjugando un ritmo trepidante y espectacularidad con el estudio de toda una época, denunciando la lucha de los presos por sus derechos. Es una peli más política de lo que cabría esperar, algo siempre a valorar por un sector como el cinematográfico que se caracteriza por su compromiso social. La película no oculta los abusos policiales y las torturas y humillaciones a las que se ven sometidos los reclusos, despertando nuestra conciencia hacia un tema poco conocido. La ambientación de la historia, con su concienzudo trabajo en dirección artística, vestuario o maquillaje, es otro de sus puntos fuertes. La película supone un paso más en la revisión que viene realizando Alberto Rodríguez sobre los puntos más oscuros de nuestro pasado reciente. Cuenta con uno de los diálogos más memorables del año: “Nada ha cambiado. Este país es para los hijos de los dueños”. Una frase contundente que encierra una perspectiva sombría de que por muchos años que pasen, continúan mandando los de siempre.

En contra: El guion de la película no trata por igual a todos los personajes, con algunos personajes secundarios para los que se echa en falta un desarrollo mayor. También se aprecia cierto maniqueísmo en su descripción de los malvados policías en contraposición con los héroes de la historia. “Modelo 77” parece reunir el perfil que ya cumplieron en el pasado cintas como “El niño”, “Un monstruo viene a verme” o “Adú”: propuestas comerciales que se llevan un buen puñado de premios técnicos sin que tengan opciones en la categoría de mejor película.

ALCARRÀS, de Carla Simón

11 nominaciones

A favor: El éxito internacional de la película, que además de haber sido nominada a los premios del Cine Europeo, suma la proeza de ser la ganadora del Oso de Oro en el último festival de Berlín. Además, ha sido la película seleccionada por la Academia para representarnos en los Oscar, un hecho en lo que coincide con tres de las cuatro últimas ganadoras del Goya a mejor película. “Alcarràs” convierte una historia autóctona, propia de un entorno muy concreto, en algo universal, que conmueve a base de verdad. La autenticidad de los miembros del reparto, todos actores no profesionales, resulta prodigiosa y nos deja con la boca abierta descubrir que ninguno es familia en la vida real. Escenas como la representación de los niños en casa junto al momento en que el abuelo comienza a cantar son muestras de cómo la cámara de Simón logra plasmar momentos mágicos de gran belleza. A pesar de que es una película de muchos personajes (la familia Solé se compone de 13 miembros), el minucioso guion consigue que con unas pequeñas pinceladas conozcamos la personalidad de cada miembro de la familia. En las reacciones de las tres generaciones que se reflejan en “Alcarràs” se identifican las tensiones entre generaciones, las distintas formas de ver el mundo y los inevitables choques ante una modernidad que no todos quieren vivir. La asombrosa naturalidad de la propuesta provoca que a través de esas comidas, de esos chapuzones en la piscina o de esa bofetada doble de la matriarca a su marido e hijo, nos sintamos cómplices espectadores de un trozo de vida. La película muestra la dura situación del sector primario dando voz a muchas de sus protestas y exponiendo la problemática a la que se enfrentan los agricultores. Al igual que ocurría en la anterior película de su directora, “Alcarràs” se reserva un último plano demoledor que se queda grabado en el espectador y que actúa como reflejo inmejorable de un mundo que se apaga.

En contra: El hecho de que la película no tenga una trama al uso y se concentre en reflejar aspectos de la vida cotidiana puede llegar a aburrir a los espectadores menos acostumbrados a este tipo de cine. Da la sensación de que es una película que ha causado más respeto que pasión y que tiene más sentido su éxito en festivales que en unos premios industriales.

CINCO LOBITOS, de Alauda Ruiz de Azúa

11 nominaciones

A favor: Una película que desborda emoción y sentimiento, ante la que es muy difícil resistirse: asistir a una proyección de “Cinco lobitos” con público garantiza escuchar moqueos y sollozos entre los espectadores. Es todo un ejemplo de la personalidad de su directora al mostrar ese lado menos idílico de la maternidad, en la que hay noches sin dormir, un cuerpo que sufre las consecuencias de un acto tan bestia como es el parto, o un cansancio permanente. “Cinco lobitos” ofrece una maravillosa reflexión sobre cómo los roles familiares evolucionan y algunas situaciones de la vida fuerzan una madurez acelerada. La sensibilidad con la que el milimétrico guion de Ruiz de Azúa traza los retratos de sus personajes es conmovedora y en las interacciones entre éstos reconocemos con facilidad situaciones que todos hemos vivido en nuestra casa. En esos personajes imperfectos (una Amaia que se desquicia por un coche de juguete, un Koldo que como expresa su mujer “ha sido un marido horroroso pero un buen padre” o una Begoña que deja plantado a su marido en plena comida con la cuadrilla) se desgrana la autenticidad de este retrato familiar con muchas más capas de lo que parece a simple vista. La cinta está llena de pequeños detalles que nos retrotraen a momentos vividos y que nos remueven por dentro. No hay escena más conmovedora este año que el visionado de esas cintas de vídeo grabadas treinta años atrás, en el que se alcanza una intimidad mágica y donde los rostros de Costa y Sánchez desbordan emoción. No es descartable que esta pequeña joya logre dar la sorpresa ante unos votantes que hayan sentido como nosotros, que queremos más a nuestros padres tras ver la película. “Cinco lobitos” nos ayuda a apreciar tantos momentos vividos que no valoramos lo suficiente, y es que, como sabiamente expresa el personaje de Susi Sánchez, a veces uno es feliz y no lo sabe.

En contra: Viene de la mano de una cineasta novel, que compite frente a pesos pesados totalmente consolidados en nuestra industria y con una influencia indudable. El inminente estreno en Netflix de la nueva película de su directora, una comedia romántica de encargo, nos hace temer que el inmenso talento demostrado por Alauda no tenga continuidad en el futuro a través de proyectos personales en los que seguir desarrollando la delicadeza que nos ha enamorado en su ópera prima.

LA MATERNAL, de Pilar Palomero

3 nominaciones

A favor: En un momento en que la ley del aborto vuelve a ocupar titulares en los periódicos, muestra una realidad no tan frecuente de ver en pantalla como es la maternidad en la temprana adolescencia. La conmovedora secuencia en la que las jóvenes madres narran su experiencia logra hacer reflexionar sin caer en el tremendismo. Además, la película nos ha traído el descubrimiento interpretativo del año: una Carla Quílez que se come la pantalla en cada escena de baile y que sorprende con esa impertinencia y descaro juvenil, presentándose como una promesa a seguir muy de cerca. A través de su trabajo contemplamos la rebeldía y contestación propias de su edad. En escenas como cuando rechaza quedarse cuidando de su bebé por su empeño en salir de fiesta queda claro cómo una niña de 14 años no está preparada para ser madre y las implicaciones sobre una adolescencia que queda truncada. La película es un buen ejercicio de naturalismo que con un inteligente uso de las elipsis explora el duro camino hacia la vida adulta. Es la única película del quinteto que concursó en el último Festival de San Sebastián, tradicional vivero de Goyas.

En contra: Su ausencia de la categoría de mejor guion prácticamente la descarta de cara al triunfo final. En 37 años de Goyas solamente una película (“La soledad”, esa rareza rompe-estadísticas) consiguió el premio gordo sin tener su libreto nominado. La película de Jaime Rosales es también el único precedente de ganadora con un número de nominaciones tan bajo como el que cuenta “La maternal”. Además, las semejanzas en estilo con “Las niñas”, un premio a mejor película que no ha envejecido demasiado bien, hacen improbable que Pilar Palomero repita victoria.

JAVIER CASTAÑEDA

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