Cada vez falta menos para la gala del sábado e igualmente van quedando menos categorías por repasar. Dedicamos este artículo al grupo de nominados a mejor dirección, en el que por quinta vez en la historia hay presencia femenina entre los candidatos por partida doble. Carla Simón y Rodrigo Sorogoyen se baten a mano a mano por el Goya en esta categoría en uno de los varios duelos que mantendrán a lo largo de la noche.

PILAR PALOMERO, por La maternal

2ª nominación / 1 Goya

A favor: Da un paso adelante respecto a su aclamada ópera prima con un segundo filme más emocionante y más auténtico tratando con mucho tacto un tema complicado. Su mirada naturalista y cercana junto al uso de la cámara en mano recuerda a los mejores Dardenne. Además, vuelve a demostrar su talento en la dirección de actores ensamblando un reparto constituido en su mayoría por actores no profesionales, y entre el que se respira un ambiente de complicidad total. Decisiones arriesgadas como la elección de la música de Estopa acaban deparando momentazos inolvidables.

En contra: El estilo de su propuesta, que a veces roza el carácter documental, tiene un duro competidor en el trabajo de Carla Simón, aún más completo e inspirado. Pese a las elipsis que introduce, la historia llega a sentirse como repetitiva y alargada algo innecesariamente.  

ALBERTO RODRÍGUEZ, por Modelo 77

5ª nominación / 1 Goya

A favor: Se adentra con éxito en el cine carcelario, aprovechando las posibilidades del género para ofrecer un contundente thriller, así como para denunciar la situación de los presos españoles en los albores de la democracia. Vuelve a lucir su ya conocido pulso firme en la dirección, rodando las escenas de acción de forma vibrante e intensa. Su trabajo sumerge al espectador en la opresión de la cárcel y en las diferentes relaciones que se forman entre los presos. Rodríguez sabe equilibrar la crítica social con el desarrollo del suspense y la tensión para configurar una película comercial apta para toda clase de público.

En contra: Su propia trayectoria anterior, con una filmografía que contiene varias obras maestras, funciona como su principal enemigo. “Modelo 77” es una película inferior a los últimos trabajos del director sevillano en gran parte porque no llega a profundizar en los temas que toca. Ha sido muy criticada su visión del género femenino, con un único personaje que es descrito de forma muy superficial.

CARLA SIMÓN, por Alcarràs

2ª nominación / 1 Goya

A favor: Dentro de la maravillosa generación de directoras españolas que ha surgido en los últimos años, ella sin duda es la mejor. Simón muestra su extrema sensibilidad y su habilidad para fijarse en los pequeños detalles y plasmar un retrato intergeneracional hiperrealista. Con varios puntos en común con su ópera prima “Verano 1993” como su mirada hacia la infancia y la visión del mundo rural (verbenas de pueblo incluidas), afronta en esta ocasión un proyecto más ambicioso por su visión más amplia de las relaciones familiares y también porque asume un mensaje rotundamente más político. La verdad que exuda cada uno de sus personajes y esa capacidad de capturar los momentos más cotidianos son gracias a la concienzuda mirada de la directora y al inevitable carácter autobiográfico de su propuesta. Escenas como la de los niños jugando dentro de un coche abandonado rezuman nostalgia en un pasado que ya no volverá y nos recuerda esos veranos infantiles en los que la única preocupación era divertirse y ser felices. Carla puede convertirse en la cuarta mujer que gana el Goya a la mejor dirección, y la primera en conseguir romper el maleficio del Goya de mejor directora novel.

En contra: Aún debe tener grabado su agridulce paso por la gala de 2017, en la que pese a partir como favorita absoluta, perdió los Goyas de mejor película y mejor guion original. Su puesta en escena y el uso casi permanente de la cámara en mano puede resultar sencilla y simple frente a direcciones más lucidas estilísticamente

RODRIGO SOROGOYEN, por As Bestas

4ª nominación / 1 Goya

A favor: Es el director más brillante surgido en nuestra industria en la última década, con una filmografía impecable y una evolución asombrosa como cineasta, superándose con cada nueva película. En “As Bestas” se atreve con un thriller rural con aires de western en el que vuelve a generar esa tensión asfixiante que tan bien se le da, y de nuevo se adentra en el lado más oscuro del alma humana. Sorogoyen materializa un proyecto al que se ha dedicado durante años y es fácilmente apreciable lo trabajado que está: todo está medido en este estudio de la violencia física y psicológica que contiene el diseño de personajes más cuidado de su carrera. La forma de rodar la escena que supone el punto de inflexión de la película, con ese paralelismo con la rapa de los caballos, es un detalle digno de un genio. Pero tampoco faltan sus ya clásicos planos fijos larguísimos, con mención especial a esa charla en el bar de la que tanto se ha hablado y que cautiva por su intensidad y el manejo del tiempo narrativo por parte de Sorogoyen. Y cuando todas las cartas están encima de la mesa, se saca de la manga un cambio de perspectiva que engrandece todo lo visto hasta el momento y supone un interesante alegato feminista.

En contra: No es la persona que genera más simpatías por ese aire altanero que frecuentemente se le achaca. También ha sido criticado en ciertos sectores por la visión que muestra del rural gallego, habiendo sido acusado de demonizar a los pueblerinos. En una edición de tanta calidad como ésta, no sería raro que los académicos optaran por la división entre película y dirección para reconocer la diversidad de este excepcional año de cine. Rodrigo ya ha ganado el Goya en esta categoría, lo que puede beneficiar a su principal rival Carla Simón.

CARLOS VERMUT, por Mantícora

2ª nominación / 0 Goyas

A favor: Es el trabajo más arriesgado de los candidatos: un estudio milimétrico de la psique de un monstruo abordando sus demonios internos y exponiendo su perfil más humano. De Vermut conocíamos su capacidad para generar atmósferas perturbadoras, pero lo que logra en la secuencia del Cola Cao es algo no apto para toda clase de público. En los minutos que dura ese encuentro se genera un ambiente malsano que nos hace agarrarnos a la butaca en una tensión insoportable esperando presenciar lo peor. Sin necesidad de artificios, su película se va cocinando a fuego lento hasta llegar a un tramo final enfermizo que deja sin aliento. Desde ese plano del protagonista hablando al telefonillo del portal rogando por entrar en la casa, al más puro estilo del lobo feroz en los cuentos, nos ponemos en guardia. Demostrando de nuevo ser un maestro en el uso del fuera de campo, Vermut prueba que es posible poner los pelos de punta sin necesidad de mostrar nada y que sin duda es uno de nuestros autores más estimulantes.

En contra: No son frecuentes las nominaciones en mejor dirección sin estar presente su película en la categoría reina. En este siglo solamente ha habido otros 6 casos y ninguno de ellos logró hacerse con el Goya en esta categoría. Es difícil que Vermut rompa esta estadística con una historia tan oscura y turbia que provoca tal incomodidad en el espectador. En una votación en la que participan tantos miembros, es vital generar consenso, y el dilema moral que expone la película hará torcer el gesto a más de un votante.

JAVIER CASTAÑEDA